Prepárate para descubrir la magia del baklava, ese manjar de Oriente Medio que parece más complicado que armar un mueble de IKEA... pero NO lo es. Spoiler: ¡puedes hacerlo en casa sin convertir tu cocina en zona de desastre!
Receta de Baclava
🛒 ¿Qué necesitas para ser un maestro/a del baklava?
Aquí van los ingredientes:
- 500 g de masa filo (tranqui, la compras hecha, no somos héroes).
- 200 g de nueces picadas y pistachos... ¡lo que tengas!.
- 100 g de mantequilla derretida (la untaremos como si pintáramos un cuadro).
- 1 taza de azúcar.
- 1 taza de miel (o sirope, pero oye, la miel es EL toque).
- 1/2 taza de agua.
- 1 cucharadita de canela (ese aroma te va a enamorar).
- Un chorrito de limón (truco de abuela).
🥄 Manos a la obra (sin miedo, chef)
Primero, prepara tu espacio zen: Precalienta tu horno a 180°C y engrasa un molde rectangular con un poco de mantequilla. Piensa en ese momento del primer bocado y prepárate para brillar.
El arte del apilado:
- Saca con cuidado la masa filo. Recuerda, es fina como papel, así que no la maltrates (es como manejar un cachorrito).
- Coloca una hoja en el molde y píntala con mantequilla derretida. ¿Otra hoja? ¡Claro! Y otra mantequilla. Así, repite unas 8 capas.
- Llega el turno de las nueces y pistachos: Mezcla las nueces picadas y los pistachos con la canela. Espárcelas en una capa uniforme sobre tu base de filo. ¿Te ves increíble? Espera, hay más.
- Más capas de amor: Ahora repite el proceso de la masa filo encima de las nueces. Una hoja, mantequilla, otra hoja… hasta terminar la masa o que el molde grite “¡basta!”.
- ¡Corte preciso! Antes de meterlo al horno, corta el baklava en cuadritos o rombos. Este paso es crucial porque si lo haces después de hornear, tu obra de arte se desmoronará.
- Al horno se dijo: Mete el molde al horno por unos 30-35 minutos. El baklava debe quedar doradito y crujiente, como un atardecer en Instagram.
- La magia del almíbar: Mientras tanto, mezcla la miel, el agua, el azúcar y el limón en una olla. Déjalo hervir unos 5 minutos, hasta que todo huela a dulce celestial.
- El final épico: Saca el baklava del horno y, sin esperar ni un segundo, báñalo con el almíbar caliente. Déjalo reposar un par de horas (lo sé, es un ejercicio de paciencia, pero vale la pena).
¿Por qué pistachos Wonderful? Esta marca no se anda con rodeos: sus pistachos son seleccionados a mano, tienen ese crunch irresistible y están cargados de sabor. Además, vienen pelados (¡gracias, vida!) y en el punto justo de sal, lo que los hace perfectos tanto para cocinar como para picar mientras te convences de que “es parte de la receta”.
Si tienes una caja"Disfrutabox*" esperándote en casa o estás pensando en pedirla, no pierdas la oportunidad de probarlos en esta receta. Son el ingrediente estrella para darle ese toque premium al baklava que hará que todos te pidan repetir. Porque sí, pistachos hay muchos, pero los Wonderful son otro nivel.
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Curiosidades del Baklava que te harán saborear su historia mientras lo comes
Así que mientras te preparas para hacerlo (o devorarlo), aquí tienes unos datos que te harán parecer todo un experto en la próxima conversación de sobremesa:
→♥ Un postre con pasaporte antiguo
El baklava tiene más años que tu abuela y su receta de flan.
Este postre se remonta a la antigua Mesopotamia, ¡más de 3,000 años atrás! Los griegos lo descubrieron en sus viajes comerciales y, fascinados con su textura, añadieron el toque de masa fina que hoy conocemos como masa filo.
→♥ Una pelea culinaria internacional
¿Sabías que el baklava es motivo de disputa entre países? Turquía, Grecia, Líbano y Siria se lo disputan como si fuera un partido de fútbol.
Cada región tiene su versión, pero la UNESCO decidió en 2013 que el baklava es Patrimonio Cultural de Turquía. Aunque, seamos sinceros, todos ganamos con este manjar.
→♥ Cortar antes de hornear: ¿por qué?
Si alguna vez te preguntaste por qué se corta antes de entrar al horno, aquí va el secreto: al hornearse, el baklava se vuelve súper crujiente.
Si lo cortas después, lo único que lograrás es un desastre de migajas. Además, el almíbar penetra mejor en los cortes frescos.
→♥ El baklava y el número 33
En algunos lugares, la tradición dicta que el baklava debe tener 33 capas, una por cada año de la vida de Jesús.
Otros, como los otomanos, preferían ir a lo grande con hasta 100 capas de masa filo. (¿Te imaginas la paciencia?).
→♥ El almíbar no siempre lleva miel
Aunque hoy en día asociamos el baklava con miel, muchas versiones tradicionales utilizan simplemente un almíbar de azúcar con agua de rosas o agua de azahar.
¡Cada región tiene su propio toque aromático!
→♥ Un lujo para sultanes
En la época del Imperio Otomano, el baklava era un lujo reservado para los palacios.
De hecho, el sultán tenía una ceremonia anual llamada “Baklava Alayı” (El Desfile del Baklava), en la que se entregaban bandejas de este postre a los soldados de élite. Todo un honor… y un delicioso soborno.
→♥ Pistachos, nueces o almendras: ¿qué es mejor?
Aunque los pistachos son los reyes del baklava en Turquía, en Grecia prefieren las nueces, y en Oriente Medio las almendras son las protagonistas.
Lo mejor es que puedes personalizarlo con lo que tengas a mano.
→♥ Una leyenda romántica
Cuentan que un chef otomano creó el baklava para conquistar a una princesa de palacio.
Cada capa de masa representaba una flor, y la miel simbolizaba la dulzura de su amor. ¿Resultado? Amor eterno (y un postre que traspasó fronteras).
Así que la próxima vez que pruebes baklava, recuerda: estás mordiendo historia, tradición y un poquito de amor. ¿No te hace apreciarlo aún más?
Hora de disfrutar el momento triunfal
Ya lo tienes: baklava hecho con tus propias manos.
¡Atrévete! Haz esta receta y cuéntame en los comentarios qué tal te quedó. O mejor, mándame una foto para babear juntos
¡Hasta el próximo antojo!
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