¿Quién dijo que comer sano y rico tenía que ser complicado?
Hoy te traigo una receta tradicional que tiene historia, sabor, color… ¡y lo mejor! Se hace con ingredientes que probablemente ya tienes en casa. Prepárate para conocer la maravillosa Coca de Recapte, un clásico catalán que nos conquista desde el primer bocado, pero con un toque especial: la haremos con el inconfundible tomate frito Solís, unas verduras asadas, y las deliciosas sardinas en conserva.
¿Qué es una Coca de Recapte?
Primero, pongámonos en contexto. En Cataluña, una "coca" no es un refresco, ni un bizcocho, ni un trabalenguas: es una especie de masa de pan estirada como una pizza, pero más crujiente y rústica, cubierta con ingredientes sabrosos.
La palabra "recapte" significa algo así como "recogida" o “recolecta”, así que esta coca era lo que se preparaba con lo que uno encontraba en la despensa o en el huerto. Tradicionalmente se usaban verduras asadas y algún pescado en conserva como las sardinas o el bacalao.
Nosotros vamos a hacer una versión deliciosa, fácil y rápida (pero que parece de chef), ideal para compartir en familia o sorprender a tus amigos en una cena informal. Y con el toque de tomate frito Solís, que le da una jugosidad y un sabor casero que es gloria bendita.
Ingredientes para una coca de 4 porciones (aunque repetirás, avisado estás)
Para la masa (tranquilo, es más fácil que encontrar aparcamiento en agosto):
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300 g de harina de trigo
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1 cucharadita de sal
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15 g de levadura fresca o 5 g de levadura seca de panadero
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150 ml de agua tibia
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30 ml de aceite de oliva virgen extra
Para el relleno:
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200 g de tomate frito Solís (el de toda la vida)
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1 pimiento rojo
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1 pimiento verde
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1 berenjena
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1 cebolla mediana
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6-8 sardinas en conserva (en aceite o en escabeche, tú decides la aventura)
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Aceite de oliva, sal y pimienta al gusto
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(Opcional: aceitunas negras, orégano o un poco de ajo picado para los atrevidos)
Paso a paso de la coca de recapte (con humor, porque cocinar también es reírse del horno que nunca se precalienta a tiempo)
1. Precalienta el horno (y tu motivación)
Pon el horno a 200ºC y deja que se ponga en modo “dragón furioso” mientras haces lo demás.
2. Haz la masa sin miedo
En un bol, mezcla la harina con la sal. Disuelve la levadura en el agua tibia y añádela a la harina junto con el aceite de oliva. Amasa con las manos limpias (o con una cuchara de madera si no quieres pringarte, aunque no es tan divertido) hasta que quede una masa elástica, que no se pegue mucho.
Déjala reposar tapada con un paño 30-45 minutos, hasta que veas que ha crecido y parece que está viva (pero sin asustarse, es solo levadura haciendo su magia).
3. Prepara las verduras para la fiesta
Lava los pimientos y la berenjena, y córtalos en tiras o rodajas (no te obsesiones con la perfección, esto no es MasterChef). Pela y corta la cebolla en juliana.
Coloca todas las verduras en una bandeja de horno, rocía con un poco de aceite de oliva, sal, pimienta, y ásalas durante 20-25 minutos. Tienen que estar tiernas y ligeramente doradas, como si volvieran de vacaciones.
4. Estira la masa con cariño (y músculo)
Una vez reposada, estira la masa sobre una bandeja de horno con papel vegetal. Dale forma rectangular, como si hicieras una pizza "hipster" pero con alma de pueblo. Cuanto más finita, más crujiente quedará.
5. Montaje nivel experto (pero en realidad muy fácil)
Cubre la base con una buena capa de tomate frito Solís. No te cortes, que es lo que le va a dar sabor y jugosidad. Luego reparte las verduras asadas por encima, como si estuvieras pintando un cuadro de Van Gogh, pero más sabroso.
Finalmente, coloca las sardinas estratégicamente, como si fueran las estrellas del espectáculo (porque lo son). Si quieres añadir aceitunas negras o un toque de orégano, ahora es el momento.
6. Al horno y a esperar como si no existiera el tiempo
Hornea la coca durante 20-25 minutos o hasta que la masa esté dorada por los bordes y huela como el cielo en una panadería mediterránea.
El resultado: una coca que cruje, emociona y desaparece en segundos
Al sacarla del horno, te costará no lanzarte encima con las manos.
Espera un par de minutos (solo un par, seamos realistas) y córtala en porciones. El contraste entre la masa crujiente, el dulzor del tomate frito, la jugosidad de las verduras y el sabor potente de las sardinas es... bueno, básicamente, un viaje directo a una tarde de verano en la costa catalana.
Además, puedes prepararla con antelación y llevarla de picnic, a la playa, al trabajo… ¡o comértela directamente de pie en la cocina mientras dices “solo un trocito más”!
Variaciones para espíritus inquietos
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¿No tienes sardinas? Puedes usar atún, anchoas o incluso queso de cabra si prefieres algo veggie.
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¿No te va el horno? Puedes usar masa ya preparada y hacerla en sartén, tipo coca exprés.
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¿Te sobran verduras? Congélalas o úsalas para otra coca al día siguiente. ¡Todo se recicla en esta receta!
En resumen
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Así que ya lo sabes: abre una lata, enciende el horno, y prepárate para enamorarte de una receta que lo tiene todo. Porque no hay nada más bonito que cocinar algo rico, compartirlo… y repetir.
¿Te animas a probarla este fin de semana? Si lo haces, no olvides compartir una foto (y guardarte un trozo antes de que desaparezca).
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